En el año 2012, Londres fue por
tercera vez la ciudad anfitriona de los juegos olímpicos, en su edición No 30,
anteriormente lo había sido en los años 1908 y 1948.
En esta ocasión, mientras Europa
atravesaba una difícil crisis económica, Inglaterra invirtió 856 millones de
dólares en la celebración deportiva más importante del planeta.
Aunque no se pudo evitar que el
deterioro de la economía del continente afectará la organización de los juegos,
se logró un evento que fue más allá de las expectativas, en general recibió
buenas críticas y contó con la participación de artistas, deportistas y demás
figuras importantes del mundo, incluyendo a la familia real británica.
Desde el recorrido de la
antorcha olímpica, pasando por su arribo a la ciudad, la inauguración y
clausura de los juegos hasta la celebración de los paral■mpicos,
el gobierno británico organizó un dispositivo de defensa en el que participaron
policías y militares para proteger y vigilar que el desarrollo de las
actividades deportivas y turísticas se realizarán sin ningún contratiempo.
El buen desarrollo de este
evento, además de darle una muy buena imagen al país europeo ante el mundo,
también lo ayudó al ingresar a este millones de dólares provenientes del
turismo que este evento provocó en el Reino Unido. Miles de personas, además de
los deportistas, viajaron desde diferentes partes del mundo hasta allí para
asistir a la importante cita deportiva, pero además de las actividades
procedentes de los juegos, Inglaterra ofreció muchos otros atractivos turísticos
propios de su historia, arquitectura, cultura, paisaje, etc., que también
ayudaron al éxito de la temporada.
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